Fotografía: Á. Hernández Segura |
ASÍ FUE
Dormía bien
y un sueño me sobrevino,
lo vi tan cierto,
tan real,
que confundí la noche con el paraíso
y me quise despertar;
yo quise soñar despierto,
me lo propuse sin más,
y entendí viendo a lo lejos
que estando abiertos los ojos
también se puede soñar.
¿Los sueños deben contarse?
es que... soy tímido,
me da cosita contar
lo que en mi sueño sucede;
sucede ... y bien está.
En mi sueño hay princesa
y castillo medieval,
hay un río con sus aguas,
montes, valles sin lindar,
hay caballero y caballo
y dragón que destronar,
hay torre con una almena,
princesa que rescatar,
hay, muy alto,
azul, un cielo
y blancas nubes. Hay más:
hay verde en todos los prados,
hay besos
y mucho más.
¿Cómo quieres que te cuente
cuanto pude yo soñar?
si creo que aún me encuentro
en ese valle
y tú allá...
princesa entre mis brazos,
dragón vencido y después,
roja alfombra en mi palacio,
mesa florida, pastel
de las fresas las más ricas,
dulce licor agua y miel
y una estancia tranquila
y cansancio que extender
en una cama mullida,
manos, besos otra vez,
todo labios por doquier,
soñar que nos despertamos
que llega ese amanecer
y aun despiertos... nos amamos.
.
Ese es mi sueño... así fue.
Ángel Hernández Segura
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