viernes, 21 de diciembre de 2012

FELICES FIESTAS


Desde esta página, con el poema que escribió mi hija Sigrid a la edad de 11 años, Coco y yo queremos desear a quienes me motivais con vuestras visitas, que veais cumplidos vuestros deseos -sean cuales sean- y haceros llegar un abrazo cálido.
Con mi cariño y agradecimiento
Ángel Hernández Segura

viernes, 7 de diciembre de 2012

Y ME CONSUME

Fotografía: Ángel Hernández Segura

      Y ME CONSUME


Sé que puedes colmarme y rebosar;
sé que puedes morir y sin embargo
me guardarás parte de tu aire
y si fallan tus fuerzas
y las palabras no salen,
un pensamiento llegará a las nubes
y lloverá tu agua sobre mí.
Sé que me amas, no lo dudes;
sé que te quiero, pero tal vez eso
lo sepa sólo yo... y me consume.

Ángel Hernández Segura

DE SILENCIOS

Fotografía: Ángel Hernández Segura

DE SILENCIOS

Te diré que, por vergüenza,
el santo que me prestó su nombre,
huyó de todas las iglesias.
Ahora, no creyendo en su diós,
yo me vengo y le pago
con la misma moneda.
No rezo, no doy limosna ni le hago
a los sayos ninguna reverencia.
No leo, ni escribo-eso era antes-
poemas a deshoras. No canto.
Perdí el interés por el abecedario,
pasó desapercibida
la última primavera por mi lado;
me asfixió el verano,
me desnuda el otoño
y, ya sabes, este invierno
se nos ha adelantado,
se ha llevado la vida de mi padre
y aún no he llorado.

Ángel Hernández  Segura
15 de Abril de 2007

CUANDO TODO PREVALECE

Fotografia: Ángel Hernández Segura

CUANDO TODO PREVALECE
Es otoño muchos días y parece
que prende el fuego frio de la niebla.
Las mañanas nos invitan a quedarnos
entre el limbo de edredones y de sábanas.
Una luz entre rendijas insistente
es el solo reclamo que proclama
horas nuevas, aire fresco, aromas, alas
de palomas arrullando en la terraza.

Hay un trozo de mar que nunca duerme
a los ojos que siempre le miramos.
Hay azules entre azul recién surgido,
tú te vuelves hacia mí y yo te abrazo.
En penumbra mis ojos te adivinan,
te certifican mis labios y mis manos,
urge el baño y adivinan los sentidos
tu propuesta de café y de pan tostado.
Y de nuevo una retórica pregunta:
-no hace falta que nadie me responda-
¿Por qué la quiero tanto?

Ángel Hernández Segura