A MI HERMANO
Por no mirar al
presente -me deprime-
recupero por
momentos la memoria;recuerdo cuando éramos uña y carne, compañeros
y hermanos de sangre verdaderos.
Huyendo del dolor, me envuelvo
de noches que aún siendo tristes,
de días en que estando tú lejos,
éramos puño y guante, viento y cielo,
y nuestros hijos crecieron, más que primos,
hermanos, como nosotros, verdaderos.
Tú, en tu destierro, añorabas en el patio
las flores blancas de almendro;
yo, en el mío, intentaba trazar rumbos
que evitasen el naufragio.
Recuerdo cuando
éramos uña y carne, compañeros
y hermanos de
sangre verdaderos.
Esperando, tardaban
los minutos de tus horas
y corrían los míos
desesperados;nuestros padres, la fábrica, el trabajo…
todo había de tener su propia vida
y, ajeno a nosotros, un día se terminaba
y otro, con más prisas que ayer, venía.
Se encogía mi vientre ante las dudas
y me herían las garras de los miedos;
no siempre fui tan fuerte como parecía
y mi templanza era, a pesar de mi pesar, puro hielo.
Recuerdo cuando
éramos uña y carne, compañeros
y hermanos de
sangre verdaderos.
Me relajaba la
ruta, los versos que componía
cuando regresaba a
casa y, heridas de ocres las tardes,desgarraban las ramas los soles que perseguía.
Recuerdo cuando
éramos uña y carne, compañeros
y hermanos de
sangre verdaderos.
En el mismo lugar
siempre, en aguas del mediterráneo
se refrescaban tus
ánimos mientras la brisa mecíauna semana tras otra tus penas y desencantos.
Yo te decía… hasta que vuelvas.
Presagios de
ansiada calma llegaron hasta mi puerta;
tu vuelta, llegó
ese día, para alivió de mi pena.Afirmaste en mi flaqueza que cuidarías de los míos,
prometiste ser tú el mástil que sostuviera mis velas,
ojos en mi ceguera y el custodio de mi casa.
Fue en vano, vanas palabras, irrumpieron sucias guerras
y apenas queda el recuerdo de cuando éramos
uña y carne, compañeros
y hermanos de sangre verdaderos.
Ángel Hernández Segura
2015