EN POS DE MIS RECUERDOS
Tras sus espuelas, silencio…ante su implacable avance
hasta el polvo del camino quedaba yerto en el suelo.
En pos de dulces recuerdos partieron los seis jinetes:
ni verde, ni luz, ni aire… todo acontecía en negro.
La rabia iba el primero y muy cerca la nostalgia;
dos grupas más allá la inocencia iba el tercero.
Cuarto, fuete al viento, no queriendo perder brío,
a caballo era el olvido un huido prisionero.
Más rezagado, el amor, parecía no tener prisa,
ignorando que la muerte se situaba a unos metros..
Queriendo acortar distancias, se equivocó de camino
y se perdió la inocencia. Poniendo todo su empeño
la rabia seguía con fuerza, la nostalgia tornó en pena
y la pena se hizo lágrima que fue desapareciendo,
resbaló hasta la tierra para no quedar en nada.
El olvido y el amor, sincronizando sus tiempos,
emparejaron las grupas, bloqueaban al oscuro
poniendo rumbo hacia el alba. ¡Oh, lamento!
En un giro del camino se despeñaba la rabia;
nadie detiene la marcha, manchas rojas van fluyendo;
un riachuelo las arrastra. La inocencia va en cabeza
y, de repente, se para; sirenas de las de Homero,
esas que en la mente cantan, han robado su victoria,
promesas que nunca llegan, sueños, sueño.
Baratijas en su cuello, Tres son de ahora en adelante.
Estrechándose el destino, la muerte por un momento,
sin renunciar a la meta, ha de enlentecer su llama
Amor… olvido… brota en gris y agua el cielo,
el agua en verde, el verde en calma, la calma en paz.
Ganar… ¿Ganar? No tengo miedo.
Ángel Hernández Segura