lunes, 27 de julio de 2015

ESTARÀS

Fotografía: María Cambil de Tena
ESTARÀS
Si posem una mica de música, estaràs en cada nota;
si escric amb llapis, estaràs en cada làmina de grafit;
si escric amb bolígraf, en la meva tinta:
quan llegeixis això, jo estaré en cada lletra i tu en cada paraula que estic escrivint.
Si encenem una cigarreta, estaràs en cada calada;
quan llegeixes això, jo sóc a l'aire i tu em mires mentre t'ho dic.
Va ser però ja no, però si en la nostre memòria.
Desitjo que no s'oblidi cap de cada record que tenim.
Desitjo que cada cosa que hem viscut  se’ns sumi a l'experiència i n’ aprenguem.
Desitjo, en un escarabat negre, atracar bancs amb tu i fugir.
Desitjo un cafè i un Colacao quan siguem velletes.
Desitjo que viatgem, que correm entre la multitud com si
no hi hagués ningú més. Bogeries amb tu, milions.
Volem i trobem-nos a l'aire. Nedem i trobem-nos a l'aigua al mati.
No vull aparèixer als teus malsons si no és per donar-te la mà i despertar-te.
Respirem i trobem-nos en l’oxigen. Somriu  quan pensis en mi
al recordar-me com jo faré amb tu. No oblidis qui vam ser;
recorda, princesa, que sóc sempre al teu costat, feliç.
Mira't amb els meus ulls per un sol cop i no voldràs mirar-te amb cap altres,
i recorda també, que el món, com jo, et necessita. Sempre somriu.

Poema de mi ahijada
María Cambil de Tena

lunes, 6 de julio de 2015

EN UN INSTANTE


Fotografía: Ángel Hernández Segura

EN UN INSTANTE

Si pudiera ahora mismo expresar
todo lo que siento, gritaría fuerte,
muy fuerte; tanto que los pulmones
se desharían con la intensidad de mi grito.
Y gritaría al viento para que se llevase
las palabras y las alejase de mí.
Sentimientos, odio, esperanza...
Ni un segundo más; no quiero gritos ni palabras.
En la lejanía un recuerdo se estrella,
en mi cabeza, el deseo de que vuelva.
Sería todo mucho más fácil, estoy segura.
Lágrimas resbalan.
latidos acelerados
No quiero gritos ni palabras.
Desaparecer y volver a surgir
de una nada donde todo es azul.
Sencillez.... soledad.
Quiero ser yo y no puedo ser nadie.
Me reprimo.
Expresión.
Rincones de pequeña tristeza que revientan
la alegría de ser quien pretendo.
Me deshago por segundos y pienso...
Lágrimas resbalan.
Al viento que todo se lleva le daría mi espíritu.
Llévatelo muy lejos y déjalo allá donde tú creas:
libéralo donde alguien sea capaz de tomarlo,
alguien capaz de devolverme la sonrisa.
No quiero gritos ni palabras,
sólo silencio... y recuerdos.

Poema de mi hija
Sigrid Hernández Martinench

domingo, 5 de julio de 2015

TU TRISTEZA

         TU TRISTEZA

¿Tu tristeza viste traje de diario?
¿No respeta calendarios?
¿No hay festivos?
¿Lo mismo dan lunes que domingos?
¿Lo mismo martes que sábados?
Me cuesta creer eso;
he visto tus ojos rasgados e intensos.
Me cuesta creer que a tu lado
los hombres sean sordos y ciegos,
que no haya sol, que nublados
sean todos los días de tu calendario.
He visto tu cuerpo abrigado,
tus manos ceñidas de raso mojado,
tu pelo de rizos quebrado de agua,
tu fija mirada
y no entiendo; no sé por qué vives
el duelo de días infelices.

He quedado -tu luz- deslumbrado;
necesito la noche, su oscuro
contraste de negros y blancos,
estrellas que mueran y nazcan... ocasos.
Necesito la paz que dé origen
al verde y al azul muy claro.
Necesito domingos festivos y alegres
después de los viernes cansados.

Ángel Hernández Segura

A UN PENSAMIENTO DE TI

Fotografía; Ángel Hernández Segura
A UN PENSAMIENTO DE TI

Ayer aprendí un poco más de agujeros negros,
de materia que se expande y se contrae,
de un difícil equilibrio de fuerzas que hacen posible este universo
en el que tú y yo nos encontramos.
De vuelta a casa, a un pensamiento de ti,
acontecía en el retrovisor una puesta de sol maravillosa.
Hace unos días que sopla la tramontana,
ese viento que limpia los cielos
y hace que el azul en todos sus matices se muestre limpio y fresco;
esos tonos, en comunión con los naranjas,
componían una escena de ensueño
y rememoraban tardes de antes,
cuando regresaba del trabajo y perseguía tu presencia.
Como entonces, un poco más viejo, más cansado,
tras las sombras que se alargan infinitamente
o bajo la verticalidad del sol que hiere el mediodía,
me digo que la quiero y no ceso de repetirlo
hasta que oscurece el camino
y las calles mendigan luz a las altivas farolas.
Llegará mañana, quizás, y se revelará inocente
un rincón otrora mágico, desnudo de ti y de mí,
que guarda en una urna su belleza, esperando
una voz, una mirada, un gesto que lo despierte;
pero sigue quieto el azul y el oro de la playa
apenas recuerda -tantas veces grabadas- nuestras huellas.
 
Todo quietud y espera, tan lejos, tan cerca,
la última frontera a tan sólo un pensamiento de ti.

Ángel Hernández Segura

 

UN DÍA COMO HOY

Fotografía: Ángel Hernández Segura
UN DIA COMO HOY

Un día como hoy arribó hasta tu orilla mi desconsuelo,
reposó mi fatiga en tu vientre, recuperé las fuerzas,
me guió el espejismo que aleteaba en tus ojos
y la aridez de mis labios bebió de las islas de tus pechos.

Supe que me esperabas, yo llegué de muy lejos,
lo pregonaron tus brazos muy ceñidos a mí,
lo repitió el insistente caudal de tu boca
y me perdí en el tiempo del vaivén de tu cuello.

Un techo de sábana y un mullido suelo
fueron casa y cobijo de una jauría de fieras,
configuraban mis manos caricias de arcilla,
formas vivas y dunas al capricho del viento.

En la sed de la vida compartimos alientos,
construimos imperios, cayeron corazas,
rompimos los hielos, trazamos caminos,
esta vez convencidos de ser ciertos los sueños.

Ángel Hernández segura

martes, 30 de junio de 2015

COMO TÚ QUIERES

COMO TÚ QUIERES

Sea como tú quieres.
No importa un nuevo olvido,
quizás duela lo mismo morir una o tres veces,
con un poco de suerte, a mis años, los recuerdos
se habrán perdido por las veredas de la materia gris
y coartará una nueva búsqueda la merma de mis fuerzas.
Sea como deseas.
No quiero entrar en regateos con el destino,
lo que había de vivir ya está vivido,
buscaré el amparo de una sombra
y veré pasar los tristes soles que aún me resten;
otros izarán velas y andarán caminos.
Sean tus últimas palabras las palabras últimas,
que acontezca en silencio la última tarde,
que se borren los nortes de todos los mapas;
al llegar al fin de una tierra plana,
caigan sobre Atlas los pilares del mundo
y –sea como tú quieres- que todo se acabe,
que abra sus fauces un hondo vacío de aire y de agua.

Ángel Hernández Segura

viernes, 1 de mayo de 2015

TEMO LA TARDE


TEMO LA TARDE

Temo que llegue la tarde y sus preguntas,
la penumbra y la ausencia de respuestas,
la escalera que conduce a mi despacho,
las letras desparramadas por mi mesa.

Se hizo oscuro entre tantas dudas;
temo enfrentarme de nuevo a esa idea
de abrir espacios al vacío que cede
al concluyente cierre de una puerta.

Un inminente eco entre silencios
-quedará la chimenea con frio de piedra-
sustituirá la voz que timbró espacios
y negará conocer cualquier presencia.

Pródiga en huellas de manos la cocina,
acallado el diario tintineo de las cazuelas,
huirá pronto el aroma de los guisos
por caminos de luz de ventanas abiertas.

Dejaré nuestras fotos sobre la cama,
las podrás contemplar cuando tú quieras,
minutos, horas -el tiempo que un día fuimos-
sin vida, a un clic de cierre de carpeta.

El miedo, el desconsuelo, el desconcierto
-como pájaro que emigra en primavera-
han decidido valientes fundir hielos,
y, proa a la tormenta, cortar nieblas.

Ángel Hernández segura

viernes, 17 de abril de 2015

OTRA VEZ

Fotografía: Ángel Hernández Segura
OTRA VEZ

Otra vez la niebla anida en mis ojos;
hay torpeza en mis pasos; casi a tientas
mis manos se dirigen a las sombras,
amanece difuso y oscurece más pronto.
La tristeza, el miedo y una extraña inquietud
clavan mis brazos a una cruz acolchada,
echa raíces un nudo en mi vientre
y se alza mi espera a un milagro de luz.
Es incierto el momento en que se abren
tulipanes naranjas y hay brotes tiernos
en la marialuisa que podé este invierno.
Queda tan poco y es ya tan tarde…
Mi brillo se apaga, lo presiente Coco
y aborda mi mesa de un salto.
Fija su mirada tiernamente en mí;
su negro profundo lo interroga todo,
estira su cuerpo y descansa a mi lado,
su pata almohadillada acaricia mi barba,
nuevamente conduce sus horas la vida
a través de un cristal empañado.

Ángel Hernández Segura

sábado, 14 de marzo de 2015

LUNA NOCHE


Fotografía: Ángel Hernández Segura
 LUNA NOCHE

...Y entre todas las noches de  luna
escogió  la más bella.
¡Ay, si pudiera
saber qué luz es más blanca!
A estas horas mis ojos se cierran
de insomnios y pena.
Si supiera con certeza la distancia
quizás fuera tras ella.
No me duelen las piedras
ni me pinchan al paso
aguzadas hierbas,
ni me causan temor
los senderos altos,
pero cansa el cansancio
de saberte ausente,
me hunde la losa
del que tú no estés
o no quieras verme;
me mata la muerte
de haber muerto tú.
 
Ángel Hernández Segura

martes, 10 de marzo de 2015

LUNA SENTIMIENTO

Fotografía: Ángel Hernández Segura

LUNA SENTIMIENTO

 
Intensamente te siento
y así quiero ahora permanecer,
notando tu piel y mi piel;
sin llegar a tocarnos
estiro mis dedos,
busco tu mano,
se rozan las yemas
en suave contacto,
los surcos se encajan,
se aprietan,  se enlazan,
las manos se funden,
se rodean,  se curvan
se alzan,
se acuestan,
se sientan,
tiemblan,
se vuelcan,
se miran,
se tientan,
se aman,
se entregan,
y lo hacen a ciegas;
Los ojos no miran
pues los ojos sueñan,
a veces se abren,
dirías que despiertan,
mas nada tan lejos,
ellos se contemplan
a través de párpados,
de montes y selvas,
de mares y océanos,
de tundras y estepas.
Y las manos mientras
dicen que se quieren
y se hacen promesas.
Llaman por testigos
a cielos y estrellas;
la luna contempla,
pues se hizo la noche,
la noche más bella
de todas las noches
que jamás hubiera.
 
Ángel Hernández segura

TU CARTA


Fotografía: Ángel Hernández Segura

TU CARTA


No ceso de releer tu carta,
esa que convirtió el papel en espada,
esa de una reina que anda perdida
allá por las montañas
con la sola compañía de un perro y una amiga;
esa que ha dejado incluso
que de su mano caigan los recuerdos,
la que ya no quiere ser azul,
la que quiere dormir un sueño eterno;
esa carta que con tanta belleza
imprime a las palabras el corte del cuchillo
que sangra mi alma, pero, Dios mío,
¡Es una carta tan bella¡
que la muerte es menos,
que el dolor pasa a un segundo plano,
que deja ver a mis ojos cerrados
tanto de ti desconocido,
que leyendo esas líneas te he querido
... si es que alguna vez te he olvidado.

 Ángel Hernández Segura

domingo, 22 de febrero de 2015

A MI HERMANO


A MI HERMANO

Por no mirar al presente -me deprime-
recupero por momentos la memoria;
recuerdo cuando éramos uña y carne, compañeros
y hermanos de sangre verdaderos.
Huyendo del dolor, me envuelvo
de noches que aún siendo tristes,
de días en que estando tú lejos,
éramos puño y guante, viento y cielo,
y nuestros hijos crecieron, más que primos,
hermanos, como nosotros, verdaderos.

Tú, en tu destierro, añorabas en el patio
las flores blancas de almendro;
yo, en el mío, intentaba trazar rumbos
que evitasen el naufragio.

Recuerdo cuando éramos uña y carne, compañeros
y hermanos de sangre verdaderos.

Esperando, tardaban los minutos de tus horas
y corrían los míos desesperados;
nuestros padres, la fábrica, el trabajo…
todo había de tener su propia vida
y, ajeno a nosotros, un día se terminaba
y otro, con más prisas que ayer, venía.
Se encogía mi vientre ante las dudas
y me herían las garras de los miedos;
no siempre fui tan fuerte como parecía
y mi templanza era, a pesar de mi pesar, puro hielo.

Recuerdo cuando éramos uña y carne, compañeros
y hermanos de sangre verdaderos.

Me relajaba la ruta, los versos que componía
cuando regresaba a casa y, heridas de ocres las tardes,
desgarraban las ramas los soles que perseguía.

Recuerdo cuando éramos uña y carne, compañeros
y hermanos de sangre verdaderos.

En el mismo lugar siempre, en aguas del mediterráneo
se refrescaban tus ánimos mientras la brisa mecía
una semana tras otra tus penas y desencantos.
Yo te decía… hasta que vuelvas.

Presagios de ansiada calma llegaron hasta mi puerta;
tu vuelta, llegó ese día, para alivió de mi pena.
Afirmaste en mi flaqueza que cuidarías de los míos,
prometiste ser tú el mástil que sostuviera mis velas,
ojos en mi ceguera y el custodio de mi casa.
Fue en vano, vanas palabras, irrumpieron sucias guerras
y apenas queda el recuerdo de cuando éramos
uña y carne, compañeros
y hermanos de sangre verdaderos.

Ángel Hernández Segura
2015

HASTA QUE VUELVAS

Fotografía: Ángel Hernández segura
HASTA QUE VUELVAS

Yo cuidaré tu casa hasta que vuelvas,
podaré los rosales del jardín,
cortaremos el paso a la maleza,
tus hijos serán los míos mientras no estés,
tu empresa será mi única empresa.
Empeñé mi voluntad el día que te llevaron,
prometí al cielo encontrar fuerzas
hasta que llegues tú y otra vez
sea todo rojo, morado y verde,
del color del huerto que cuidabas
para honrar a nuestro padre
y volvamos al frescor -agua del pozo-
a regar esos surcos nuevamente.
Sin querer o queriendo olvidaremos
que estuvimos los unos sin los otros;
te vendremos a ver, a recordarte
que aunque aislado no estás sólo,
que somos muchos, que estamos todos
en tu espera, en tu soledad contigo,
y a este lado de la puerta esperaremos,
esperaremos, hermano, hasta que vuelvas.

 Ángel Hernández Segura
 1999

viernes, 2 de enero de 2015

DESDE FUERA

Fotografía: Ángel Hernández Segura
DESDE FUERA

Desde fuera,
he de verte desde fuera.
Hubiera deseado ser la propia médula,
la vertebral del rayo,
pero son mis ojos, desde fuera,
unos ojos tristes deslumbrados.
Con poco me conformo:
saber que estás, intuirte desde lejos,
lanzar una proclama desde fuera.
Sólo encuentro corazas en mi intento
de llegar al núcleo, irrenunciable meta,
de ser espacio y tiempo desde fuera.
Contemplo, desde fuera, tu ir y venir,
el cierre impenetrable de una puerta
la piel resbaladiza de tu esencia,
la lenta languidez de mi existencia.

 Ángel Hernández Segura

jueves, 1 de enero de 2015

UN AÑO MÁS

 
Fotografía: Ángel Hernández Segura


UN AÑO MÁS

Viste un año más el blanco de mi barba,
se desnuda mi memoria en tu recuerdo
y te dibuja como eras, sin complejos,
colmando los rincones de la estancia.
Puertas y ventanas abiertas a un verano,
de par en par, como tus brazos a mí asidos,
yo tendido sobre ti, dándole brillo
al bronce que en tu piel se iba forjando.
Al aplomo de julios y agostos, en tu ausencia,
he vuelto a los secretos de lugares,
aquella torre de piedra frente al mar,
playas, muros, cueva, caminos de tierra.
El viento de garbí trae con las tardes
memorias de arena en mis zapatos
y sal de aguamarina entre los labios;
sin tus pasos andan huérfanas mis calles.

 Ángel Hernández Segura