TEMO LA
TARDE
Temo que
llegue la tarde y sus preguntas,
la penumbra
y la ausencia de respuestas,la escalera que conduce a mi despacho,
las letras desparramadas por mi mesa.
Se hizo oscuro
entre tantas dudas;
temo
enfrentarme de nuevo a esa ideade abrir espacios al vacío que cede
al concluyente cierre de una puerta.
Un inminente
eco entre silencios
-quedará la
chimenea con frio de piedra-sustituirá la voz que timbró espacios
y negará conocer cualquier presencia.
Pródiga en
huellas de manos la cocina,
acallado el
diario tintineo de las cazuelas,huirá pronto el aroma de los guisos
por caminos de luz de ventanas abiertas.
Dejaré nuestras
fotos sobre la cama,
las podrás
contemplar cuando tú quieras,minutos, horas -el tiempo que un día fuimos-
sin vida, a un clic de cierre de carpeta.
El miedo, el
desconsuelo, el desconcierto
-como pájaro
que emigra en primavera-han decidido valientes fundir hielos,
y, proa a la tormenta, cortar nieblas.
Ángel Hernández segura