jueves, 17 de febrero de 2011

ES UN HOMBRE


Fotografía: Á. Hernández Segura

         ES UN HOMBRE


Pensarás, en tu descanso,
en esas demasiadas horas de quietud
y de desesperante espera,
que has conocido tiempos mejores.
Puedo entender que así lo entiendas,
ahora que eres un hombre,
clara la idea, confusa la palabra,
al que no obedecen ya las piernas
y al que cualquiera de sus miembros
regatea el más mínimo esfuerzo.

Adivino esas tus ideas
cuando cada tarde vengo a verte
y la misma mirada tuya me recibe,
al abrigo del mismo sillón,
al instante despierta y alegre,
luego adormecida y triste.
Me conmueve tu esfuerzo por decirme,
me duele, si no encuentras las palabras,
sabe Dios que te ayudo yo a buscarlas
y que en ese juego componemos
innumerables acertijos;
que a veces, solo a veces, conseguimos
dar por cumplidos tus deseos.
Yo te contesto entonces muchas veces
la misma repuesta a tu pregunta.
Yo sé que eso a ti te gusta...
¡Cuesta tanto ya casar  las sílabas!

Pero sabes, padre, nunca antes
te he querido tanto como ahora.
Ahora que aparentas ser pequeño
me resultas padre tú el más grande.
Cuando tu mano reúne mis dedos,
cuando posas tu cabeza en mi costado,
ahora que caminas escorado,
ahora eres tú,  padre, el más recto.

                Ángel Hernández Segura
                                  A mi padre.


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

SABOR CAFÉ

Fotografia: Ángel Hernandez Segura
Hoy recuerdo, porque sí,
sabor café en sus besos,
calor en su aliento,
la sonrisa en sus ojos
y el brillo de sus labios.
Hoy pasean conmigo
mis diecisiete años
caminando por la tarde
ceñido a su cadera.
De regreso a su casa,
ayer entre pinares,
hoy sólo asfalto y vallas,
en cada recoveco
un beso interminable
y un no te olvidaré.
Hoy recuerdo, porque sí,
la playa de un verano
y un tímido primer abrazo.

Ángel Hernandez Segura

domingo, 13 de febrero de 2011

ME CONDENARON


Fotomontaje: Á. Hernández Segura

      ME CONDENARON

Por un  cheque de abrazos sin fondos,
a un año de cárcel sin besos
y a pensar que te quiero mil años.
Cuánto...
Cuánto...
Qué sé yo cuánto,
cómo puedo saberlo
si un minuto contigo
me parece tanto;
si apenas hay un paso
entre tus ojos y el cielo.
¿Cómo voy a saberlo
si todo me aturde
cuando te pienso?
Si me vuelvo loco,
si se para el tiempo,
si se rompe el metro
de medir de lejos.
Pero algo sé...
yo sé que te tengo,
y ahora dime... el resto
¿Para qué lo quiero?

Ángel Hernández Segura

CADENAS

Fotografía: Á. Hernández Segura
Nos cargaron de cadenas las espaldas.
Las cerraron con argollas tan doradas,
que, creyendo que son soles,
arrastramos unas vidas tan pesadas,
que de espigas muy sencillas olvidamos
que obtenemos el pan de las mañanas.
Continuamos, y, deseando que la noche
traiga calma, descansamos.

Ángel Hernández Segura

MI AMOR HERMOSO

Fotografía: Á. Hernández Segura
¿No ves dónde están mi manos?
He abierto tu camisa,
has desnudado mi pecho,
se han clavado en mí dos flechas
encendidas de deseo;
dos miradas que no cesan
de pronunciar mil te quiero.
Tienen trabajo los labios,
déjalos que hablen ellos,
duermen luceros azules
mientras nosotros ardemos;
deja que mientras las lenguas
se rodean de sentimiento,
se digan los ojos cosas
que nosotros ya sabemos;
deja, mujer, que son niños,
y apriétame contra tus senos.
¿No ves que te estoy queriendo?
¿No ves cómo nos queremos?

Ángel Hernández Segura

lunes, 7 de febrero de 2011

ACASO PIENSES

Fotografía: Á. Hernández Segura

Acaso pienses
que soy echador de besos,
pretendedor sin medida,
ambicioso,
sedoso acariciador,
buhonero de instantes rojos,
ansioso de vuestra flor,
camarero de néctares frescos,
ceñidor de cinturas,
besador de senos,
silencioso abrazador,
dedo en tu pelo.

Ángel Hernández Segura