Fotografía: Ángel Hernández Segura |
SEDIENTA DE LUZ
Ocuparé de noche el lado
de la cama en que dormías tú,
así, al extender los
brazos, no encontrando a nadie,
aceptaré que te fuiste,
que eras flor imposible sedienta de luz.
Forzaré la sonrisa,
lavaré de mi cara los indicios de llanto;
disipada tu huella de
calor en las sábanas; cepillando mis dientes
recordaré aquel beso –hoy
por última vez- que pintaste de blanco.
Es la última vez, de hoy
en adelante juro no mencionarlo.
Te incluiré en el
capítulo de realidades vividas y tiempos finitos;
ya no querré nunca –hoy es
la última vez- imaginar tu tacto.
Te pondré, junto a otros
tesoros, en el fondo de un viejo baúl;
bogaré hasta mares lejanos
de improrrogables naufragios;
hundiré mi barco
astillado, rojo donde rosa, negro donde azul,
tú serás por siempre una
flor imposible sedienta de luz.
Ángel Hernández Segura
c'est très bien ainsi
ResponderEliminar