Fotografía: Ángel Hernández Segura |
UN PUERTO LEJANO
Un
timonel osado pilota en la tormenta,
por
norte un puerto de recuerdos florido;
el
aliento de Eolo desplaza el navío
y
hace rodar destinos sobre la cubierta.
Ha
llegado a tu orilla tras un largo viaje.
Al
confín de sus brazos, unos ágiles dedos
desenredan
la caída de tus largos cabellos,
desencriptan
dibujos de tus blancos de encaje.
Un
suave murmullo ha hecho nido en tu cuello,
olas
sin espuma apaisan tu vientre,
murmullo
de rocas entre tus vaivenes,
una
sed de sal no encuentra consuelo.
A
su fin llegó la tan larga espera.
Se
estremece el aire de nuestros abrazos,
parece
mentira que ya no seas sueño,
mis
manos circundan tus curvas de seda.
Esperando
estaba una casa con huerto,
porche
de madera, una mecedora,
en
la mesa el fruto de horas de cocina,
el
vino en dos copas, brindamos, bebemos.
Yo
hablo de mares, de países mágicos,
tú
me cuentas cosas ya casi olvidadas,
miramos
la valla que cerca el jardín,
contamos
estrellas de un cielo cercano.
Tus
ojos parece que busquen mis besos,
mis
labios conceden todos tus deseos,
se
acuesta la noche en el raso del césped
y
reina al fin la paz de un amor eterno.
Ángel Hernández
Segura
¡Preciosooooooooooo...! Felicidades. Hay versos muy buenos dignos de ser inmortalizados en un poemario. ¡Ánimo...!
ResponderEliminarj'écoute ta voix et lis en même temps
ResponderEliminarles larmes aux yeux viennent tellement ce que tu dis, tu écris, est profondément vibrant, émouvant