Fotografia: Ángel Hernández Segura |
LLANTO SECO
Le mató el cansancio y la apatía;
aunque en su llanto llora
sin lágrimas de agua,
en su duelo seco ¡Cuánto la extraña!
No murió porque llegó su hora,
era pronto
todavia.
Ella tenia su mundo, un jardin, un perro,
un marido y una copa de vino
algún que otro día.
Recibia versos de vez en cuando;
ese viejo amor aún la quería.
Hizo gran mella su certera indecisión.
Preguntas, porqués, no tienen sentido,
la palabra FIN es absoluta,
dicha o pensada ya da lo mismo,
ella se fue o él la dejó.
Hoy llora él, quizás ayer... ella lloró.
Ángel
Hernández Segura
Precioso poema y buen cierre: "Ella se fue o él la dejó... Hoy llora él..."
ResponderEliminarFelicidades.
Ahhh... y preciosa foto.
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