Fotografía: Ángel Hernández Segura |
TANTO
Llegó tarde el tiempo a nuestras manos,
el calor primero, luego el frío, las sembraron
de surcos torcidos, tierras de secano;
de nada sirven ya, sin luz, mis ojos claros.
Se irá, sí, quizás perviva el canto;
quedará la añoranza - no sé cómo
ni hasta cuándo- vestida de recuerdo,
imaginando lo que no hubo,
lo que no pudo ser, aunque fue tanto.
Ángel Hernández Segura
¡Qué hermoso es este poema!
ResponderEliminarEspero que sigas escribiendo... ¿Vale?
¡Ánimo...! Este blog merece seguir leyéndose.
Un abrazo.
¡¡¡Maravilloso...!!!Buen cierre: "...lo que no pudo ser, aunque fue tanto."
ResponderEliminar