Fotografía: Á. Hernández Segura |
Con la mirada del alma
se conocieron un día,
de madrugada, entre versos,
y sin rozarse sus dedos
ya sabían que se querían.
Su prosa les acercaba
compartiendo mil oficios:
astronautas en sus viajes
escultores de sus cuerpos,
panaderos de su hambre.
Caminaron hacia el alba,
ya nada les detenía,
domadores de océanos,
fabricantes de un velero
que lejos les llevaría.
Poco ya les importaba
el viento que soplaría.
Antojárosles pequeños
los mares en sus trayectos.
La polar era su guía.
Dejaron atrás la calma.
Se conocieron un día,
de madrugada, entre versos,
y sin besarse sus besos
supieron que se querían.
Ángel Hernández Segura
Precioso, como todos los anteriores. Sigo esperando que el blog aumente... :-)y que se pueda ver el perfil del autor de tantas cosas bonitas.
ResponderEliminarUn abrazo.